Theodor Wickedgold: Prestamista de los bajos fondos de Königsburg

 

En las calles aledañas de la plaza del comercio se habían instaurado desde hacia tiempo numerosos negocios de dudosa legalidad, apodados "prestamistas" ...algo que no era del agrado de la Corona, pero que a tenor del creciente comercio de la Capital y los generosos beneficios que los tributos aportaban a las arcas reales, era permitido




 

En aquella fresca mañana de otoño Theodor Wickedgold afamado prestamista de los bajos fondos de Königsburg andaba por la calle de los faroles, donde las tabernas se disitribuyen a lo largo de toda una calle ... caminando con su habitual cojera y escoltado por su siempre fiel escolta Roburth, un mató de puños duros y daga sedienta que protegía a Theodor en todo momento...




 

Se detuvieron en la taberna del berraco valiente ... uno de los muchos deudores a los que Theodor cobraba jugosos intereses por su demora en los pagos ...




 

En otro caso, Theodor ya le hubiera mandado romper algunos huesos por sus retrasos, pero las malas lenguas decían que el prestamista se sentía atraído por la hija del tabernero y eso le concedía una gracia sobre el resto de deudores...


Esa mañana comerían un buen capón asado y varias pintas... que por supuesto no iba a pagar

 




Theodor tenía un despacho en la parte baja de una casa fuerte antigua, rehabilitado como vivienda en su parte superior ... aquella mañana calentaba sus huesos frente a la chimenea buscando alivio al dolor de articulaciones que una enfermedad cruel le había atormentado desde su niñez...




 

Siempre fue un niño enfermizo y débil, pocos días salía a jugar y pasaba largas temporadas en cama en las que las sangrías y los ungüentos se sucedían...aquello le procuró un aliado que nunca le fallaría, una inteligencia superior a la par que una desconfianza y odio hacia los demás...




 

Su actuante anotaba concienzudamente las cantidades y comercio o artesano que debía junto a los intereses y plazos de pago en sus temidos libros rojos que guardaba en los estantes junto a importantes sumas de dinero... a pesar de su avaricia, Theodor pagaba generosamente a su secretario, pues sabía del valor de su trabajo y el precio de su silencio...




 

Un cuerpo maltrecho...cojo y culminado por un rostro medio deformado y con una evidente falta de piezas dentales ... pero un intelecto y mezquindad que le hacía temido y necesitado por partes iguales por los desheredados ...




 

Y precisamente por el poder que ejercía sobre aquellas desesperadas pobres almas ... Theodor se sentía poderoso ... esbozaba una sonrisa mezcla de orgullo, soberbia y rencor por partes iguales ...




 

Iluminando su rostro las monedas de oro que atesoraba por el cambio de los pagarés, talentos de bronce y escudos de plata que entregaba al banco de comercio .

El oro aportaba gran valor en poco espacio...por si algún dia tenía que huir ...pero ya estaba acumulando una gran cantidad...





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