En la plaza del Sol, las
primeras sombras perfilan los edificios al atardecer… en el flanco sur del
barrio de los faroles de Königsburg, donde las tabernas y los antros abren sus
puertas hasta bien entrada la noche, las floristas ofrecen sus rosas a los
gentiles caballeros para que obsequien a las damas que pretendan cortejar…
Los juglares han
proliferado en estos tiempos de bonanza económica en las ciudades de Gröholm,
un oficio no siempre bien pagado pero que ofrece la ansiada libertad que los que
lo profesan desean…sin embargo hay noches en que la generosidad de la bolsa de
cuero de un Señor les propina suculentos beneficios … aunque … la plata que
fácil llega … a menudo fácil se va…
Manfred, un
habitual juglar de la plaza del Sol tañe su laúd y los primeros
versos pícaros emanan de su garganta… a medida que avance la noche y los
vapores etílicos hagan mella en su ánimo, las canciones y las historias subirán
el tono hasta convertirse en un auténtico torbellino de rubores.
La chicas de la Casa de la
luna observan con entorno a Manfred se unen el resto
de juglares … afinan sus laudes y rabeles…cantando al unísono la
canción del gremio de juglares … un oficio de calle que bien les
puede reportar cena … unos escudos de plata, bebida gratis, un catre y quizá
los favores de alguna dama…
Ha llegado el momento de
abandonar el grupo y dispersarse por las calles contiguas … buscando el calor y
el griterío de las posadas que convierten al barrio de los faroles en uno de
los más bulliciosos de todo el Reino… esperemos que esta noche tengan suerte
nuestros juglares.
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